jueves, 22 de julio de 2010
14 La trashumancia en la zona de Villoslada de Cameros Parque Natural la Cebollera, Sierra de Cameros
Desde tiempos remotos los contrastes climáticos entre el norte y el sur de la geografía ibérica indujeron
desplazamientos estacionales en uno y otro sentido de los ganaderos y pastores villosladenses en busca de pastizales. La
trashumancia ganadera consistía en el traslado de ellos junto a sus ovejas merinas desde la sierra camerana a las tierras más
cálidas de Extremadura y Andalucía antes del inicio del inclemente invierno serrano y su retorno en primavera.
Durante el siglo XIV y hasta fines del XVIII, período de auge de la ganadería trashumante merina, de la venta de
lana fina y de la fabricación de paños, surgió en Villoslada un entramado de relaciones sociales, económicas, políticas e
institucionales cuya finalidad era sobreponerse a las duras condiciones que imponía la naturaleza y buscar el óptimo
aprovechamiento que permitiera desarrollar el lucrativo negocio ganadero. Una sólida organización colectiva y la
incorporación a ella de vecinos dispuestos a vencer las adversidades y la hostilidad del medio fueron las claves que
permitieron el florecimiento económico de esta población que de otra manera hubiese desaparecido varios siglos antes. Este
sistema, autorregulado y cohesionado por vínculos extraeconómicos, proporcionaba estabilidad, importantes ingresos
económicos, una educación privilegiada que alcanzaba también a las mujeres y unas experiencias de vida y conocimiento del
mundo poco habituales entre los habitantes de aquella época.
La actividad ganadero-pastoril trashumante con sus ciclos migratorios marcó decisivamente la forma de vida de los
habitantes de Villoslada: proporcionó prosperidad económica a las familias; determinó la nupcialidad y natalidad; y creó
flujos no sólo migratorios, sino también comerciales, culturales y devocionales entre la villa y el sur español. La mayor
parte de los varones activos estaban anualmente fuera de la localidad casi ocho meses, alejados de sus familias. Las mujeres
se dedicaban en parte a trabajar la lana, produciendo paños que luego vendían, y además se preocupaban de todas las labores
domésticas y agrícolas. En definitiva se establecieron unas pautas de vida singulares y una idiosincrasia que fueron propias
de la comarca camerana y de otros pueblos ganaderos del norte de España muy diferentes a las del resto de la península.
A fines del siglo XVIII comienza la decadencia paulatina de este esquema económico que desemboca en una profunda
crisis reflejada en la persistente emigración y en la imposibilidad de desarrollar un modelo sustitutivo de explotación y
subsistencia, situación que ha perdurado hasta hoy. Sólo recientemente, durante la década de 1990, comienza a surgir
tímidamente, sobre la base del turismo rural, un nuevo sector económico sustentable.
Resulta imprescindible efectuar un análisis detenido de la trashumancia ganadera, pues ésta tuvo una importancia
fundamental y sus diversas repercusiones se dejaron sentir profundamente en la vida y en la cultura de Villoslada durante los
siglos pasados.
http://www.villoslada.org/index.php/la-trashumancia
(Información extractada del libro “Villoslada de Cameros. Pueblo de hidalgos, trashumantes y emigrantes”. Publicado por Juan
Antonio García-Cuerdas y Sánchez-Lollano, y editado en 2006 por el Instituto de Estudios Riojanos).
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